La Panadería de Chueca

La Panadería de Chueca

miércoles, 12 de febrero de 2014

De cómo los panaderos salvaron a un país, o el origen del cruasán

El croissant, o cruasán, es una pieza de bollería hecha con masa de hojaldre, levadura y mantequilla. Casi todo el mundo piensa que su origen es francés, porque ¿quién podría pensar que este símbolo francés de la pastelería, tan exportado y tan típico de la imagen “dulce” de ese país, icono de las boulangeries y protagonista de tantos y tantos desayunos en todo el mundo…. no es francés?
Pues ni francés ni nada que se le parezca. Para descubrir el origen del croissant tenemos que retroceder a la Viena del siglo XVII. Situémonos en contexto…
Nuestro croissant de mantequilla
Croissants de mantequilla "a lo francés", uno de los iconos de La Panadería de Chueca

Un poco de historia... austríaca
En esas fechas el Imperio Otomano avanzaba adentrándose en Europa en su guerra con el Sacro Imperio Romano Germánico. Después de conquistar la mayoría de las regiones a orillas del Danubio y Constantinopla, el siguiente paso del visir turco Kara Mustafá tenía como objetivo la invasión de Viena, actual capital de Austria. Estamos en 1683, año en el que un ejército de 200.000 soldados se disponía a la invasión de la ciudad.
Vista de Viena, la cuna del croissant
Después de varios intentos de asalto poco exitosos, los turcos decidieron atacar Viena por sorpresa con una nueva estrategia. Pensaron en cavar túneles y así evitar las murallas que rodeaban la ciudad, actuando de noche y con alevosía para sorprender a los vieneses en medio del sueño. 

Pero la estrategia no resultó debido a los panaderos de la ciudad, como siempre los más madrugadores, que acudían a los hornos a preparar las primeras masas y hornear los primeros panes. Fueron ellos quienes dieron la voz de alarma, alertados por los continuos ruidos y gracias a su alerta fueron los defensores los que tomaron por sorpresa a las tropas atacantes obligándoles a retroceder.
El emperador austríaco Leopoldo I decidió condecorar a los panaderos vieneses por su valiosa ayuda y ellos, como agradecimiento, elaboraron dos panes, uno con el nombre de "emperador" y otro al que llamaron Halbmond, que en alemán quiere decir media luna, el actual croissant, como mofa a la media luna de la bandera otomana. El hecho de comerse un croissant significaba comerse a un turco, a manera de dulce recuerdo de la batalla frustrada.
Croissant curvado o de media luna, en homenaje a la batalla ganada a los turcos

De cómo llegó a Francia el croissant

A finales del siglo XVIII María Antonieta llegó en 1770 a la corte francesa procedente de Austria, casándose con el entonces delfín y futuro rey de Francia Luis XVI. Fue ella quien instauró en Versalles el croissant, junto con otros alimentos muy arraigados en la cultura austríaca como el chocolate y el café. 

A pesar de que a ella la guillotinaron en 1793 en plena Revolución Francesa, el croissant continuó formando parte de la cultura de ese país, y se ha convertido en uno de sus símbolos patrios internacionales.